lunes, 12 de noviembre de 2012

Los Procesos, La Tecnología y la Tragedia

La semana de Todos los Santos, el 1 de Noviembre, sufrimos en nuestra propia cercanía el resultado de un suceso doloroso como fue la muerte de cuatro jóvenes por una macrofiesta celebrada el día anterior.

Aparte de, desde estas líneas, acompañar a las familias en el sufrimiento y rezar por ellas, me ha venido la idea de que está pasando en nuestro mundo...

Por primera vez, en la historia de la Humanidad,  tenemos avances tecnológicos mucho mayores que nuestras necesidades, con lo que una gran parte de la población del mundo civilizado nos estamos dedicando a buscar aplicaciones a estos avances.  Llevamos años hablando de procesos para mejorar la productividad de las empresas y ofrecer mejores servicios. La difusión de empresas especializadas es enorme...Entonces, ¿que ha pasado? Es cierto que la vida humana está desde el momento de nuestro nacimiento pendiente de un hilo- La Providencia, en términos cristianos - , que hay accidentes y cálculos erróneos, asi como hechos totalmente inesperados que alteran cualquier plan por bien pensado que esté.

En este caso, nos hemos encontrado con un aforo sobrepasado, cuatro o cinco organizaciones involucradas en la organización de la fiesta con, según parece, responsabilidades parciales en su ejecución, accesos sin control, etc. ; aún así se pone de manifiesto que ni la tecnología (no lo he comprobado pero estoy segura de que están en marcha los medios adecuados, para por ejemplo, vender entradas desde distintos canales y parar la venta cuando el aforo se llene), ni los procesos (independientemente de la circunstancia las empresas de seguridad, son empresas de seguridad y se les supone el conocimiento suficiente de su negocio para actuar adecuadamente) para frenar una tragedia. Es necesario un paso más, es necesario preguntarnos por qué hacemos las cosas y tomar responsabilidad y control más allá de nuestro propio cometido y desde luego revisar nuestros valores, especialmente en relación con nuestros hijos, los más vulnerables...Valga el valor de estas cuatro vidas para mirar hacia nosotros mismos y no espantarnos de lo que vemos como el cuadro de Munch, si no abordar nuestro futuro con el convencimiento de que tenemos todo a nuestro alcance, para de verdad, ofrecer una vida mejor.

En las siguientes contribuciones continuaré con la línea emprendida de mejoras tecnológicas, pero me parece que el suceso de la semana pasada bien merece un frenazo...¡Hasta pronto!

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